Media década con manos tiznadas y callosas,
cuidando potreros como si fuera su gloria.
Un campesino fiel, de sonrisa loca,
Cumpliendo jornadas sin tregua ni zozobra.
Arriando el ganado por verdes pastizales,
Domando caballos briosos y moviendo ganado.
Cada alambrado, cada cañada,
sentía su mano firme al mover el arado.
Custodió la hacienda, resguardó su encanto,
en cada tronco cortado dejó un rugido a su paso.
Dando vuelta, al alba o al ocaso,
vigilando la extensa tierra con firmeza y tacto.
Un buen trabajador, siempre en la trinchera,
sembrando futuro en cada ribera.
En las fuertes lluvias, fue una bestia sin reparo,
en la medida de lo posible, un ser muy honrado.
Hoy el campo calla, la finca se apena,
se marcha un campesino berraco, termina su faena.
Pero no por derrota, ni por infortunio,
sino porque ahora labrará su propio terruño.
Con el esfuerzo de su sudor,
ha comprado su sueño, un humilde terreno.
Hoy es motivo de orgullo, un ejemplo sincero,
de que con esfuerzo, se forja un sendero.
Adiós, campesino, que el viento te guíe,
que Dios bendiga tu nueva alquería.
En cada surco, en cada labor,
vivirá por siempre tu legado e historia.
Copyright 2024-12-01 Alejo Fénix
